"...he reconstruido el ojo de Horus después de que se hubo apagado...". El libro de los muertos

martes, 13 de diciembre de 2011

INFANCIA ROBADA


Sabemos que la infancia no es más que un constructo inventado y sorprendentemente reciente. Sabemos que la infancia es necesaria, útil, afianzadora… ¿Lo sabemos?

Jugamos a poner en manos de los niños el peso de nosotros mismos, jugamos a robarles esa oportunidad que ellos poseen y los demás hemos perdido. Queremos que sean prototipos de lo que no fuimos y nos excusamos diciendo que les damos una oportunidad que a los demás nos fue negada. ¿Somos acaso conscientes de que restamos vida para jugar a un juego ilícito?

Es hermoso verles sonreír, escuchar como apuntan nuestras incompetencias y señalan cada pequeño detalle que se les escapa de sus manos y de su inteligente lógica infantil. ¿Por qué usurpamos la inocencia, la fortaleza de la sinceridad, el castillo de los sueños?

Hemos de jugar, entrar en su palacio, arrodillarnos ante el gran rey elaborado de sensaciones tan intangibles como verídicas y susurrar lentamente palabras al oído del valiente soldadito que se abre camino.
Un secreto pronunciado han de ser las leyes sociales, la comunidad y nuestra inminente mentira. Una trama de juego compartido deben ser los modales, la compostura y el “saber estar”.

Pongo un arco y una flecha en cada mano amiga adorada, pongo un juego de verdades en su dura realidad y les ruego que estén protegidos y actúen con sus propias armas, con sus sueños y con la seguridad de que nunca van a decepcionarnos y que siempre serán amados.
Se nos está olvidando lo más humano con la excusa de educar: ellos no han de llevar el disfraz más elaborado, deben saber alentar su propio genio creador…

N.Pérez


domingo, 11 de diciembre de 2011

DUBNICA



Cuando la noche cae, su fino manto se posa sobre mis hombros y me deja descansar unas horas.
Nadie lo ve, nadie lo escucha, ni lo intuye, pero yo sé que está, sé que existe y que nunca va a abandonarme.
Es una de esas pequeñas cosas difíciles de explicar e imposibles de compartir; pero ahí está, lo sé. Me acompaña cuando se van cerrando mis ojos y como en un álbum fotográfico, reporta a mi memoria todas las sonrisas y los buenos momentos.
A veces me preguntan de dónde saco las fuerzas, la energía y las ganas de luchar cada día, yo sonrío incapaz de hablar, rozando apenas a mi interlocutor… 
Sé que todo va a salir bien.

N.Pérez