Cuando la noche cae, su fino manto se posa sobre mis hombros
y me deja descansar unas horas.
Nadie lo ve, nadie lo escucha, ni lo intuye, pero yo sé que
está, sé que existe y que nunca va a abandonarme.
Es una de esas pequeñas cosas difíciles de explicar e
imposibles de compartir; pero ahí está, lo sé. Me acompaña cuando se van
cerrando mis ojos y como en un álbum fotográfico, reporta a mi memoria todas
las sonrisas y los buenos momentos.
A veces me preguntan de dónde saco las fuerzas, la energía y
las ganas de luchar cada día, yo sonrío incapaz de hablar, rozando apenas a mi
interlocutor…
Sé que todo va a salir bien.
N.Pérez
Qué bueno!!! Me encanta!!
ResponderEliminarY necesito leer tu libro ya!!!
:)
Hermanita,cada dia me sorprendes mas!!!Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias!!! Me encanta que visitéis nuestro blog y q comentéis...
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