Se pierde entre las sombras como única solución al enigma no descifrado, camina entre la frontera de lo oculto y lo mostrado. Algunos se aferran a ello como lo único que les queda.
Son sombras, son personas invisibles que juegan o tal vez no juegan con la escasez de recursos, con la inaccesibilidad a los medios, con la esperanza y un ciego dogma de fe.
Si damos la luz, vemos sus rostros, vemos el juego, vislumbramos lo que podría ser un engaño; así que ignoramos el interruptor que cuesta pulsar e ignoramos el problema.
Al fin y al cabo no durará más de un instante para nosotros.
N. Pérez
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