Vosotros, los que ni siquiera me conocéis, los que no sabéis nada, ¿os atrevéis a mirarme con desapruebo por mi condición?
Vosotros, los que no sois capaces de vivir en el presente y nunca supisteis sonreír, vosotros ¿me señaláis a mí?
Maldito juego de idiotas que acaba con lo que os haría especiales y mata la verdad de este mundo. Fingís que vuestra risa descontrolada os da potestad a mirar siempre desde arriba.
Ellos eran como vosotros, personas a quien amaba, personas que murieron tras extraviar la mirada en algún lugar indefinido y después se perdieron para siempre.
Quizá mi mundo esté caduco, idealizado, profanado o simplemente desintegrado. Apenas puedo dormir tranquilo recordando que de noche los más inofensivos corderitos también se tornan asesinos.
N. Pérez
No hay comentarios:
Publicar un comentario